Me molesta la gente,
lo tumultos absurdos,
las preguntas estúpidas
y los cretinos
que te miran por encima del hombro
como si fueran dios para juzgarte.
Me molestan las sonrisas forzadas,
las caricias frías,
y las palabras vanas
que lastiman y confunden el alma.
Me molesta que no estés
en este instante,
para rozar tus labios con mi lengua
y justificar mi existencia
en una respiración entrecortada.
Me molesta la vida
cuando dios se olvida de ella
y el cansancio me agobia
y me aturde la duda
del porvenir incierto.
Me molesta mi memoria
que juega con mi tiempo
y confunde a la primavera con invierno.
Me molesta el sueño que se escapa,
el silencio mal usado,
tu obsesión con las palabras
y los besos que no te he dado.
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